Improvisación, pausa y silencio
Son tiempos agitados: ¿has probado desactivar las notificaciones del celular? ¿O dejarlo apagado por un día? Son tiempos agitados y esa agitación nos agota, es un claro problema de nuestra sociedad actual: cada día tenemos más interacciones, con más frecuencia, con más intensidad y en una cantidad mayor. La noticia que te traemos en este post es que la improvisación ayuda a gestionar mejor todas esas demandas de atención que, solitas, llegan hasta tu vida.
Todas las ventajas de la Improvisación Para la Vida se activan con una condición. No te asustes: hay que apreciar la pausa y el silencio. ¿Por qué? Pues bien, primero hay que recordar los tres principios de la improvisación. El primero es Percibir. Y Percibir requiere atención. Y ya imaginarás que si seguimos en esa carrera sin fin de llamadas, notificaciones, mails, pop ups, y reuniones urgentes-de-última-hora va a ser difícil atender al presente.
Es más, si recuerdas nuestro Decálogo (+1) de la Improvisación Para la Vida, recordarás el primer punto: respirar.
Sí, respirar. Que a menudo lo hacemos sin atención, sin profundidad y, se podría decir, como sin deseo.
Ya lo sabemos: nos estamos lanzando por el abismo de la impopularidad. Estamos proponiendo que todas las maravillas de la Improvisación Para la Vida se activan una vez aceptes la pausa y el silencio como posibilidades. Pero, por contra, el mundo te propone el ruido continuo y el ritmo que no se detiene. Sí: estamos siendo impopulares al proponer la pausa y el silencio. Nada que hacer.
O mejor: mucho, mucho por hacer. Y por vivir. Y por sentir. Si sigues hasta el final del post, y si te atreves a escuchar algo de Improvisación sucediendo en tiempo real, o a leer más info sobre improvisación en nuestro blog o, incluso, a tomar alguno de nuestros cursos virtuales, vas a sentir la idea como algo no solo posible sino necesario.
La improvisación te trae muchos beneficios. Acá hablamos de ellos. Y también, antes de que el pánico empiece a cundir, acá te contamos lo que SÍ es improvisación y acá lo que NO es improvisación.
El punto es el siguiente: ¿por qué deberíamos adoptar la pausa y el silencio como posibilidad inicial que permita a la Improvisación hacer su magia?
Bueno, la verdad, primero que todo y antes que nada, no deberíamos. No es una obligación. Es más un asunto de confianza: aceptar que si seguimos pensando y viviendo igual (o sea, en general, con afán y sin posibilidad siquiera de sentirnos parte de las situaciones en las que terminamos involucrados).
Digámoslo entonces con confianza: la Improvisación Para la Vida no es una obligación, y tal vez ni siquiera aplique para cada momento de la vida, para todas las personas, ni en todo momento y lugar. Es más acercarse a ella y permitirse descubrir sus matices, sus opciones, sus oportunidades. Tal vez cambiar esa primera idea es una forma de permitir que ella surja. Ocurrirá luego que, sin pensarlo, terminas aprovechando lo mejor de la improvisación para lograr de mejor manera tus objetivos.
Ahora, ¿por qué la pausa? “De las carreras no queda sino el cansancio”, dijo alguien con una sabiduría suprema. Y sabemos que es verdad. Por alguna razón que ahora no conviene discutir, nos hemos involucrado en una carrera sin fin ante la cual no hay siquiera tiempo para preguntarse: ¿cuál es el sentido de tanto afán? Si alguna vez has sentido que pudiste dedicar mejor tiempo y más tiempo a un proyecto, para disfrutarlo más y para darle más amor, y que te hubiera gustado hacerlo con menos prisa para hacerlo mejor… no estás en soledad con ese sentimiento. Es una sensación que pulula en los días de hoy: sí, sacaste la campaña en tiempo récord, pero con un par de tardes más, sin duda, habría quedado mejor.
Listo, pero entonces ¿por qué el silencio? En esencia, porque todo el ruido que producimos y que habitamos no nos permite algo esencial en la vida (y, de paso, en la improvisación): escuchar. Ya sabes: escuchar no es esperar en silencio el turno para decir lo que estábamos pensando antes incluso de que el otro hablara. Escuchar es dejarse participar por las ideas de esa otra persona.
Así que nuestra amable invitación es a permitir la pausa y el silencio. Cuando haces pausa tomas alguna distancia de lo que estás viviendo ya, ahora mismo. Te vas unos pasos hacia atrás y captas la situación en todo tu contexto. El silencio te permitirá escuchar esa música de la vida, que se desenvuelve sutil entre tú y tus situaciones; el silencio permitirá aflorar las ideas.
Pausa y silencio, no como obligación, sino como puerta que abre la habitación donde están todos los beneficios (y, créenos: son muchos) de la Improvisación Para la Vida.