El ritmo de la improvisación
Mira por la ventana, ¿qué tan ágiles pasan los autos, qué tan rápido o van las personas? Recuerda ahora una canción: ¿identificas la percusión?, ¿mantiene el beat?, ¿tiene cambios de velocidad?, ¿sabrías cómo bailarla? Ahora siente tu corazón: ¿está acompasado con tu respiración? ¿Hay uno que vaya delante del otro?
Antes de que un compañero de la oficina te sorprenda distraído “de lo que hay que hacer”, vuelve a tus cosas prestando atención a esta idea: observar la presteza con la que caminan las personas, la ligereza de los procesos administrativos, el ritmo de tu respiración y la reiteración en los golpes de los tambores en la música son ritmo. Así es: la vida es ritmo (Calderón de la Barca, que tenía mucha imaginación poética dijo que “la vida es sueño”, pero hoy nos interesa más apreciarla como ritmo).
De hecho, cuando el médico quiere tomar tus signos vitales, te mide el pulso cardiaco: a qué ritmo estás viviendo. La vida es movimiento, y la constancia en ese moverse marca el ritmo. Ahora sonríe, porque lo empiezas a entender..
Y la improvisación se mueve con ritmo. Mira que no dijimos que se mueve a alta velocidad; no: se mueve con ritmo. De hecho, hay una forma de ritmo que llamamos el ritmo de la improvisación, o el impro-ritmo.
Una de las formas como la Improvisación Para la Vida te puede aportar es ayudarte a captar el ritmo de la situación, para entrar en él y alcanzar de manera más tranquila tus objetivos. Sí: alcanzar tus objetivos bailando nunca fue tan fácil.
¿Pero qué es el ritmo de la situación? Ya sabes que el propósito de la improvisación Para la Vida es proponerte un conjunto de ideas, principios, y herramientas para fluir de la mejor manera con la situación y acercarte de una manera más tranquila a tus objetivos.
Ahí tienes ya dos palabras clave: fluir y objetivos. La improvisación, como la entendemos en El Morenito Inc, es una propuesta de vida para acompasar eso que quieres con lo que el mundo te está ofreciendo ya mismo. Todos queremos algo (o muchos algos), constantemente nos movemos hacia ello (incluso cuando se trata de deseos inconscientes).
Y, en todos los casos, llegar a ese punto de referencia implica tener interacciones con otros: porteras y parteras, administradoras y liderezas, maestros y abogadas, talabarteros y conductores… (Spoiler: en todos los casos en esas interacciones surge algo de incertidumbre). Pero todo el tiempo estamos rodeados de otros con cuya intermediación, participación o co-creación, debemos (o queremos) contar a fin de alcanzar nuestros objetivos.
La situación es la trama de relacionamientos que hallamos en cada contexto. Y el ritmo es la frecuencia con la que se dan las interacciones.
Y es importante aprender a identificar el ritmo de las situaciones porque eso ayuda a fluir con más claridad hacia el objetivo. A veces esto requiere acelerar un poco, y a veces implica una pausa. A veces conviene ser impulsivo o reaccionar rápido; y a veces, por el contrario, es más recomendable incorporar cambios de ritmo: ir lento, luego rápido, y otra vez lento.
¿Cómo captar el ritmo de la situación? Lo primero es tu respiración, que no nos habla tanto del ritmo de la situación en sí mismo sino de tu sentir dentro de ella. Pero, inevitablemente, la situación objetiva tiene parte de tu ritmo, es decir, de tu respiración. También en la velocidad de la mirada de los demás, en sus dedos que se mueven sobre la mesa o en el estar mucho tiempo quietos.
¿Qué dicen esos ritmos corporales? Señalan la disposición de apertura o cierre ante la situación que el grupo afronta. Así mismo, son la oportunidad para captar el enganche entre lo que se vive acá (el grupo de trabajo) y lo que se vive allâ (de donde viene la demanda, la solicitud o el cambio repentino que ha generado la nueva situación).
Supongamos que es un grupo que se caracteriza por ser lento y llega una solicitud ante la que se debe reaccionar de inmediato. O lo contrario: un grupo muy rápido al que se le pide esperar. Notarás de inmediato en sus cuerpos y tu cuerpo cómo ese nuevo escenario, reto o cambio imprevisto entra en los cuerpos y genera cambios.
Apreciar esos detalles te ayuda a sentir la situación como una pieza musical. Y desde ahí puedes fluir con ella, como bailando, o introducir cambios de ritmo. Si por ejemplo la música que se percibe en el ambiente es tipo chill out, pero necesitas elevar a la gente (y a ti) a ritmo tribal house o guaracha, es bueno pensar como si fueras Dj: cuáles transiciones usar, cómo introducirlas, cómo lograr que tu propuesta cale bien en el grupo y, sobre todo, cómo aceptar que tu propuesta musical tal vez no sea la mâs pertinente en el momento.
Identificar el ritmo de la situación y de tu situación propia, interna, en el contexto de la situación amplia, ayuda a entenderse mejor, y disponerse a recibir la mucha información que la vida te está entregando, las pistas de oro que te hace llegar para que aproveches lo que está pasando ya, ahora mismo, en función de tus objetivos. Es lo que llamamos Improvisación Para la Vida.
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