Improvisar es contar una historia mientras haces que suceda
Las mentalidades más serias se van a oponer de inmediato a esta premisa: la vida es como un cuento. Antes de que tu centro de control salga a negar la idea, te daremos seis pruebas: la vida (como los cuentos) tiene personajes, acciones y escenarios. Un principio, varios nudos y un desenlace (de hecho, varios desenlaces). Y ahí, al centro de todo eso, está la posibilidad de la improvisación.
Si alguien plantea que la vida es como un cuento (o como una película, o como una obra de teatro, o como una serie de varias temporadas) es probable que eso suene a una romantización de la realidad. Incluso, como una visión escapista de la realidad de la vida. “La vida es mucho más seria que un cuento, los cuentos son ficciones, la vida, en cambio, va en serio”, dirán algunas personas. Y razón no les falta. Pero ante eso tenemos algo para decir: no es tanto que la vida se puede entender como un cuento (o una novela o una serie); se trata, más bien, de que los humanos nos inventamos los cuentos (y las novelas, y las series, y las películas) precisamente para representar la vida misma. La premisa entonces se invierte: las películas se parecen a las series y a los cuentos: porque son un invento humano. Y es por eso que improvisar es contar una historia mientras haces que suceda.
Improvisación para la vida: contar una historia en la que protagonizas
Las personas que estudian los relatos suelen usar tres categorías para analizarlos: personajes, acciones y escenarios. Los tres componentes existen en la vida: nos cruzamos con personas (y es verdad que muchas parecen verdaderos personajes), habitamos escenarios (contextos, espacios o entornos como la oficina, un parque público, una sala de cine, nuestro dormitorio…), y en ellos (los espacios) las personas realizamos acciones (todos los verbos posibles: dormir, tomar café, chismosear, limpiar, percibir, comer…).
Así que la vida se parece a un cuento, no porque sea ficcional (que no lo es) ni porque todo se trata de una fantasía. Más bien es que la imaginación humana creó los relatos (mitos, fábulas, epopeyas, comedias…) para hacer una representación de lo que es la vida misma. De ahí su enorme parecido.
La Improvisación Para la Vida propone algo sencillo: si la vida es como una novela, o una serie, podrías asumir que dentro de esa película tienes un rol. De hecho, varios roles. Así que Improvisar viene a ser percibir la situación de la que haces parte, aceptar las funciones que vienen con tu rol, y proponer formas de desarrollar la trama.
Las personas más dadas al drama dirán que su vida es una tragedia, y las más dadas al chiste, a la jacaranda, dirán que es una comedia. También habrá quien asuma que su historia es del género épico (se le escucha mucho a los gerentes de ventas y a quienes dirigen equipos de deporte competitivo). Sin embargo, lo que más se parece a la realidad es que la vida, una vida entera, es la suma de muchos episodios, que se suceden en varios géneros, y que los inicios y los finales no siempre obedecen a lo que dictan los calendarios de lanzamientos de temporada, sino que las historias se superponen, se suman, se fusionan (como cuando entras a un nuevo trabajo o inicias una nueva relación de pareja).
Como sea, Improvisar, captar el ritmo de lo que propone la Improvisación Para la Vida, viene a ser asumir ese lugar que tienes en la historia. Reconocerlo, apropiártelo y procurar que las acciones se dirijan hacia el cumplimiento de tus objetivos. Eso a menudo implica compartir con otros (hay amigos que duran varias temporadas, y romances de verano que duran tan solo un par de escenas). Y en ese compartir con otros, negociar intereses y planear cosas juntos, es como se desarrolla la vida de la mayoría de humanos que transitamos por este planeta.
En esa suma de trayectorias que viene a ser la vida con otros (una que es profesora te enseña matemáticas a ti, que eres estudiante; alguien que desempeña el papel de jefe te da instrucciones a ti, que eres su empleado, al tiempo que tú, coordinas un equipo por el que debes responder) plantea situaciones que te exigen algunas cosas que sabes y otras que no. O sea, te pone unas misiones que demandan de ti unos conocimientos ya adquiridos, pero, a cada tanto, te lanza a situaciones desconocidas, donde los saberes previos sirven (en improvisación los llamamos plataforma) pero no del todo. O mejor: te sirven como plataforma para transitar esas nuevas situaciones.
No queremos que suene a que es algo poco serio. Al contrario, decir que la vida es como un cuento invita a preguntarse un sinfín de cosas. Quién soy, qué hago, cuáles son mis aliados, quiénes mis detractores, cuáles son los aprendizajes que debo gestionar para mejorar mi desempeño (y no perder, digamos, el rating).
Improvisación para la vida y las narrativas que elijo para hacerme parte
Si aceptamos ese parecido entre la vida y la ficción, la pregunta que sigue podría ser: cuántas formas de contar existen, cuántos géneros hay (literarios, cinematográficos) para saber qué me espera.
Ahí paramos un instante para decirte: si bien saberlo ayuda en algo, todo se trata de recursos de la imaginación para procesar mejor toda la información que circula y los enormes niveles de incertidumbre que nos toca afrontar a los humanos que estamos vivos por esta época. Sin embargo, lo que han estudiado quienes saben de narrativa puede dar pistas: 1. Para entenderse mejor en medio de la historia. 2. Para tomar decisiones y provocar giros narrativos.
Expliquemos cada uno. “Entenderse mejor en medio de la historia”, finalmente, no es otra cosa que percibir toda la información disponible para jugar a la historia. “Tomar decisiones” no es más que el proponer que le haces a la vida: “Ok, me diste esto, yo quiero esto otro, y por eso decido moverme mediante tales acciones”. Y “provocar giros narrativos” es eso que ocurre cuando un día te despiertas con la sensación inminente de que necesitas un cambio: vivir en otra ciudad, trabajar en otra compañía, renovar tu equipo de trabajo, o, simplemente, decidirte a empezar esa serie que desde hace tantos años te vienen recomendando los amigos.
En cualquier caso, y a manera de provocación, vamos a repasar los géneros narrativos clásicos, en los que se basan todas las novelas, películas y series que vas a alcanzar a ver en la vida (y las que no). Seguro vas a reconocer situaciones propias donde has jugado en alguno de esos carriles; y también vas a recordar viejos amigos, alguna situación del colegio y uno que otro diálogo (o quizás discusión) familiar.
Epopeya: improviso para cambiar el mundo
El canto de los héroes (y las heroínas). Se mueve en un esquema básico: un humano se sobrepone a las condiciones del mundo. Spoiler: los superhéroes no son más que protagonistas de estructuras narrativas épicas con capa, seres que superan los obstáculos y las dificultades.
En nuestro super zodiaco impro-astro arquetipal, se ve muy ejemplificado en las personas impropositivas (representadas con el signo Aries ♈) e improextrovertidas (representadas con el signo Leo ♌). En general, los relatos épicos de nuestra tradición, están protagonizados por héroes (hombres, sí, es verdad) solares. Esto se debe a que en nuestra cultura la forma activa de emisión de energía y vocación al logro se representa con el sol (y con la figura masculina). Ya sabemos que no es literal, que no solo los hombres son emisores de energía, ni solares, pero conviene ser conscientes de esa representación como lo que es: una re-presentación de nuestra cultura.
Alguna vez en el colegio un niño solo te decía cosas molestas. Temías confrontarlo. Pero día a día la situación se hacía más difícil para ti. Alguna vez, cuando te retó, en vez de permanecer en silencio, como siempre, te paraste y le dijiste: “Déjame en paz, no tienes por qué molestarme”. Los demás compañeritos reaccionaron con un “Huuuyyy” colectivo; el chico que te molestaba nunca te volvió a decir nada. Fuiste una heroína.
La epopeya habla del principio de afirmación. Y sí que a veces necesitamos autoafirmarnos, defendernos, marcar límites. La Improvisación Para la Vida se mueve en un ámbito más de negociación y escucha, de objetivos compartidos. Pero es cierto que a veces hay que ponerse la capa y luchar por un propósito. Ambas cosas no compiten entre sí, ni son contradictorias.
Tragedia: improviso para evadir el peso del mundo
El esquema de la tragedia funciona al contrario: un mundo se sobrepone a una persona. El ejemplo por excelencia, claro, Edipo. El destino se ceñía sobre él; pese a las advertencias (de la esfinge), no pudo desentrañar el mensaje del mundo.
En nuestro super zodiaco astro arquetipal, se ve muy ejemplificado en las personas improprofundas (representadas con el signo Piscis ♓), dadas a revisar una y otra vez por qué ocurrió algo. El llanto es la caricatura de la tragedia (como la capa lo es de lo heroico), porque representa la acción de lamentar algo, algo que duele. Y duele porque se siente profundo. Esa profundidad (que es, finalmente, la profundidad del ser) es la razón de existir de la tragedia: mostrarnos que tras la superficie y las apariencias hay cosas profundas y oscuras que no siempre alcanzamos a comprender.
Debes irte de tu país, pierdes a tu amigo del colegio, un amor te traiciona, te despiden de un empleo. Esas cosas duelen, normal, pero ese dolor grave existe porque en la vida tenemos seres y cosas valiosos, compartimos causas y objetivos con otras personas, y en ese compartir generamos vínculos. Cuando esos vínculos desaparecen algo de nosotros también se va.
En improvisación una constante es dejar ir: las ideas, los esquemas viejos y conocidos, las expectativas. A veces se necesita soltar para pasar a la siguiente página, de lo contrario sigues pensando que no lo estás haciendo bien, o que no eres capaz. Y ese es el gran aporte de la tragedia: reconciliarnos con la idea de que no siempre se puede hacer nuestra voluntad. Y que a menudo se necesita una pausa.
Comedia: improviso para desenvolverme en la cotidianidad
Pero no todo son batallas perdidas (tragedia) y batallas ganadas (epopeya). A veces, la mayoría de los días, son días normales (incluso para las personas del ejército). Días que se suceden entre el primer café de la mañana y el último párrafo que lees en la noche. Ahí está la comedia: el relato de los hombres y las mujeres en sus cotidianidades, en el transcurrir rutinario de los días.
En nuestro super zodiaco impro-astro arquetipal, la comedia se ve muy ejemplificada en las personas improcrastinadoras (representadas con el signo Sagitario ♐), dadas a sacar una risa de todo. La comedia no siempre tiene humor, pero eso de ir dejando cosas para después (procrastinar) tiene a veces el matiz de quedarse habitando el presente. Y el presente es el tiempo verbal, por excelencia, de la comedia.
La comedia rescata que no siempre estamos en función de algo, que eventualmente sirve pasárselo bien (la gran última recomendación de nuestro Decálogo [+1] de la Improvisación Para la Vida). La comedia propone una renuncia a lo trascendente, a lo que busca que las cosas crezcan, se agranden, pasen al siguiente nivel. No es que contradiga el deseo de crecer o de mejorar, pero sí que es cierto que, a veces, crecer, mejorar, pasa por una pausa, quedarse en silencio un par de minutos en casa, dejar la tensión, y escuchar una pieza de jazz.
La historia nos ha enseñado que de esos momentos de quietud o distracción pueden surgir inventos. Cómo un momento de paz se convierte en una invención, es cosa típica de la Improvisación: captas el ritmo de la vida, te dejas llevar, se te ocurre una idea y te arriesgas (saltas al vacío).
Así que la vida se parece a los relatos de ficción, básicamente, porque fuimos los humanos quienes decidimos crear espacios figurados para representarnos la vida misma. Ahí, todo el saber de las historias te da ideas para mirar qué hacer con tu vida. Habrá momentos en que necesites afirmarte, otros en que lo mejor sea el silencio; otros donde lo más prudente es activar tu principio de acción, y otros más en que lo más conveniente sea entregarse procrastinadoramente a una charla con tu tía, mientras llega la idea que tanto esperas.
Disclaimer final: también hay héroes que no son solares, ni hombres, no todos los sagitario son (siempre) optimistas, ni la tragedia se cierne únicamente sobre los piscis. Creemos que nos entiendes bien: son formas que empleamos para marcar algunas señales dentro del Improverso: el mundo que surge cuando permites que la improvisación guíe algunos de tus pasos.
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