Tres cosas que SÍ son Improvisación
(para la vida)
Dirás: “Bueno, supongamos que yo les creo que improvisar NO es inventar lo primero que se nos ocurre, pero entonces qué es, en sí, improvisar”. Y nosotros te diremos: gracias por ACEPTAR la propuesta de pensar la improvisación desde otro lugar. Acá te vamos a proponer tres cosas que SÍ son improvisación (para la vida).
Los diccionarios, y un poco la inercia que se arrastra en la cotidianidad van a seguir señalando esos significados convencionales de “improvisación”: repentizar, inventar, crear. La verdad, no son distantes de lo que en El Morenito INC pensamos y sentimos al respecto.
Lo que sí nos preocupa un poco son los antónimos que se proponen para la palabra “improvisación”: preparar, pensar, planear.
¿Por qué pensar, preparar y planear nos parecen antónimos equívocos? Porque, en realidad, cuando hacemos improvisación para la vida es mucho lo que se piensa, lo que se prepara (prepararse para no estar preparados) y lo que se planea. Es solo que se hace de una forma diferente: y divergente.
Si hasta acá todo te parece un enredo, tenemos dos propuestas. Primera: que nos leas acá, donde precisamos de qué hablamos cuando hablamos de improvisación. Segunda: que nos sigas acompañando en este post donde te vamos a proponer tres imágenes de lo que SÍ es improvisación.
Situémonos en esta escena: estás tratando de recordar cómo hacías un procedimiento en tu software de cabecera (Siggo, para contabilidad, Ilustrator para quienes diseñan, Ableton Live para quienes hacen música, o Excel para quienes… eso, tienen que hacer algo en Excel). Unos meses atrás, lo dominabas perfectamente, pero la falta de práctica, o una nueva actualización te dejaron un poco fuera de forma y ahora estás ahí: necesitas resolverlo pronto.
Llevas ya un rato dándole vueltas, pero por más que lo intentas aún no lo consigues. De repente, percibes que llevas un rato largo dando vueltas sobre el mismo punto. Y que ya tu ánimo está irritado. Y que si sigues ese camino vas a perder más tiempo y más ánimo.
Queremos contarte que cuando haces esa pausa ya estás abrazando la improvisación. Porque la pausa surgió después de Percibir: el entorno, tu estado de ánimo y la secuencia de tus propios intentos fallidos de recordar el viejo plan. Percibir es un primer paso en esto que llamamos Improvisación Para La Vida. Improvisar para la vida (en favor de ella, es decir, en nuestro propio favor) no es otra cosa que fluir con la corriente. Es una forma de improvisación estratégica donde te ubicas en la situación y te preguntas por la forma más conveniente de ponerla a tu favor.
Es cuando decides dejar de intentar recordar cómo lo hacías antes y centrar tu atención en cómo te diría la lógica, tu propia lógica, que podría hacerse el tal procedimiento. Cuando instalas ese pensamiento haces trabajo en equipo contigo mismo/a.
Detengámonos más en ese momento: ahí, justo ahí, ya abrazaste algo fundamental de la improvisación: estás aceptando que un plan anterior, una idea, un mapa que alguna vez sirvió, ya no sirve (o está temporalmente fuera de servicio). Sin una actitud favorable a la improvisación, te detendrías en un loop infinito de recriminaciones: “¡Por qué no seguí estudiando esto?”, “Tengo tan mala memoria que ni siquiera soy capaz de recordar ya algo que hace meses repetía mecánicamente”, o el tristemente clásico “No sirvo para esto”.
En nuestro lenguaje, es ahí donde empieza el Improvisar Para La Vida. Y ese principio que aplicaste cuando dejaste de intentar el viejo camino se llama: Aceptar.
En la escena que te proponemos, aceptaste que era poco útil tratar de hacerlo como lo hacías antes. Aceptar es el primer paso de la improvisación. Aceptas que ya algo no procede, sueltas la vieja idea, el viejo plan, y te reconoces en tu estado actual: no sé cómo hacer este [inserte adjetivo calificativo aquí] procedimiento.
No serás la primera persona en Aceptar que algo que antes te servía ya no te sirve. Esa ha sido la clave, por ejemplo, para que muchos inventos fundamentales del mundo de hoy hayan sido posibles: alguien aceptó que algo ya no era funcional, útil o interesante.
Sigamos con la escena: sigues tu propia lógica, tu intuición, tu imaginación. Lo intentas por acá, por allá, combinas ideas, descartas opciones. De repente, vas encontrando un nuevo camino. Una mezcla entre algo que ya sabías (y dominabas a fuerza de costumbre) y otro enfoque: uno más desprevenido, más juguetón, más cerca de la vida y la diversión. No es que hayas dejado de ser una persona seria o focalizada: se trata, más bien, de que lograste confiar en tus propias capacidades para resolver algo nuevo.
Ahí lo vimos, el tercer principio de la Improvisación Para La Vida: Proponer. Te dejaste de aferrar a lo pasado, y te lanzaste a lo nuevo. Lograste Saltar al Vacío. Entregarte a lo desconocido, confiar en tus propias capacidades y dar con una nueva respuesta.
Entonces es momento de preguntar: ¿te parece que esa situación, en la que partiste de no dar con un procedimiento y llegaste hasta el punto de inventar otra forma de hacerlo, es improvisar? Vamos a plantearlo de otra forma: al intentar otra forma de llegar al mismo punto dejaste de preparar, pensar y planear?
Creemos que un poco sí abandonaste lo que tenías preparado, pensado y planeado. Pero, al mismo tiempo, preparaste, pensaste y planeaste de otros modos. Esos otros modos resumen nuestra propuesta.
Así que, en resumen, viviendo la situación informática que te planteamos, ya tienes la pista de las tres cosas que SÍ son improvisación.
Primera: Improvisar SÍ es Percibir en qué contexto nos ubicamos. En dónde estamos. Cuáles son nuestras metas allí. Para qué nos tiene la vida en esa situación. Improvisar es tomar toda la información posible, enterarse todo cuando puedas de cómo está algo (y alguien).
Segunda: Improvisar Sí es Aceptar tu lugar allí. Y reconocer tus capacidades. Improvisar es aprovechar toda la información captada y ponerla a brillar en función del objetivo que tenemos. Improvisar es acomodarse de la mejor manera, aceptando lo que tenemos y aquello de lo que carecemos. Y, de paso, improvisar es un camino para fortalecer la confianza: aceptas lo que sabes y le sacas provecho.
Tercera: Improvisar Sí es Proponer alternativas, intentarlo de varias formas, tantear, procurar otros caminos, salirse un poco de lo conocido. Y, sobre todo, sentirse cómodo en esos otros lugares, recorriendo esos otros senderos que aún no están construidos pero que con tus propios intentos se van configurando.
De esto hablamos en nuestro blog. Y sobre esta llave mágica que abre la Improvisación Para La Vida se basa toda nuestra oferta formativa.